Esto no es una sopa, ni un estofado: es cazuela de fideos con choco, y aquí le ponemos alma. Con su sofrito bien hecho, su choco tierno (del que se corta con cuchara), y fideos gorditos que atrapan todo el sabor. Huele a mar y a abuela, y sabe a domingo de plato hondo.

Lo servimos con pan para mojar (porque lo vas a necesitar) y con una sonrisa, que también alimenta. Porque en esta casa, el cuchareo es un arte… y esta cazuela, un cuadro.

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