¿Quién dijo que las torrijas solo son de Semana Santa? Aquí rompemos reglas y las servimos cuando el cuerpo lo pide: pan empapado en leche y canela, pasado por huevo y frito despacito, como se ha hecho toda la vida.
Las coronamos con miel o azúcar y canela, tú eliges. Y cuando las pruebas, se para el mundo. Porque cada bocado es un homenaje a nuestras madres, a las meriendas con Cola-Cao y al cariño sin medida. Las torrijas aquí… no tienen estación. Tienen corazón.